Cada jugador exilia todas las cartas de criatura de su cementerio, luego sacrifica todas las criaturas que controla y pone todas las cartas que exilió de esta manera en el campo de batalla.
Eran tan negras que parecían agujeros negros en la sombra oscura que los rodeaba. Frodo creyó oír un débil siseo, como un aliento venenoso, y sintió un escalofrío que le heló la sangre.