Todas las criaturas obtienen -2/-2 hasta el final del turno. Si una criatura que controla un oponente fuera a morir este turno, en vez de eso, exíliala.
Aclazotz carcajeó cuando los fragmentos de sombras rodearon a Chimil, lo que sumió el núcleo en una oscuridad antinatural. Al fin comenzaba su reino sangriento.